Monday, January 22, 2007

Bocadillo de uñas con cemento (IV)

Una vez entró, le esperaba ella, ningún gesto de nuevo en su cara, le dijo: “toma el traje, vístete y vamonos, no quiero que se nos haga tarde”. Desahuciado, coge el traje y se retira hacia al dormitorio a cambiarse, es el traje de las “hipotecas”, el que siempre viste cuando se encuentra delante de un tipo que tampoco es capaz de mirarle a los ojos, un tipo como él, un cobarde, un cobarde que tampoco es culpable.

Con la cabeza gacha, como el que tiene la certeza de haber sido ya juzgado, Miguel ha salido del piso, camina despacio, su esposa le espera subida en el coche al otro lado de la calle, antes de subir, mira hacía atrás, mira hacía “su piso” casi se despide de él, sube al coche y sólo alcanza a decir:

-“María, ¿Verdad que confías en mí?.

- No hay respuesta.

En ese universo de silencios, en ese tiempo de marmol, transcurre su trayecto. Aparcan, bajan del coche y llegan a la notaria. Un edificio del siglo XIX totalmente remodelado, un edificio de lujo; suben las escaleras.

Al llegar la secretaria les reconoció inmediatamente, con un encantador “pasen al despacho, el notario estará enseguida con ustedes” esa fue toda la conversión con la secretaria, no había paños calientes para el desenlace.

Sentados, uno al lado del otro, ambos esperan el peor desenlace, son de nuevo unos segundos agónicos hasta que el notario llega, la diferencia y el consuelo para Miguel es que estos son los últimos segundos, cuando el notario llegue todo habrá acabado, ya no quedará nada más, el agónico día habrá ya acabado y nada podrá ir peor.

Uno con la cabeza en el pecho, alicaído, la otra con un cuello bien estirado, bien alto, el y ella, Miguel y María, en esta estampa, ambos en la oficina de un Notario cualquiera, de una ciudad cualquiera, el y ella, un matrimonio joven cualquiera de España, esta es la estampa cuando el notario ya está sentado en su sillón, delante de la mesa, frente a ambos jóvenes, en su señorial despacho, ya los ha saludado, se dispone a leer, no sin antes advertir:

-“En veinte años de profesión jamás he visto un caso como este”.

Ambos se miran, asustados, ninguno de ellos tiene nada que decir y lo peor es que ellos no pueden decir nada…

El notario empieza a narrar:

--“Verán hace unos meses murió un hombre en otra ciudad, su muerte paso desapercibida, pero no lo que vino después. El hombre murió sin descendencia, nada, ni hijos, ni sobrinos, ningún descendiente, el era el propietario de una de las mayores fortunas de la ciudad. Su testamento era toda una incógnita, hasta el día de ayer en que el mismo se abrió en esa ciudad, yo soy el responsable de la notificación a los herederos de esta ciudad.

Verán, este hombre, hace unos 10 años decidió hacer testamento, reunió a dos amigos y visitó a un notario, cuando estuvo frente a él y le pregunto que a quién nombraba como sucesores el hombre pidió la guía telefónica, todos los presentes, incluido el notario quedaron atónitos, el hombre cogió la guía, eligió ochenta nombres, el notario allí presente tuvo que probar y certificar que ese hombre estaba en las condiciones psíquicas y adecuadas para formular el testamento, pues el caso era insólito, pero nada podía justificarse o demostrarse para hacer pensar que ese hombre no estuviese en sus cabales, esa fue su voluntad y mi trabajo es hacer que esta se cumpla después de que él esté muerto, y ese momento es ahora.

Ustedes son herederos de la fortuna de este hombre, seguiremos con los trámites a continuación.

Gracias por comparecer hoy ante mí.

NOTA: Todo el relato es ficticio, por supuesto no lo el final, aquí os dejo el enlace de la noticia sobre este hombre que dejo su herencia a desconocidos escogiendo a los herederos a partir de la guía telefónica. Yo quería hablar sobre esta noticia pero se me ocurrió contarla a través y como desenlace con esta historia ficticia de Miguel Y María, un Miguel y una María a los que todos conocemo. Haciendo referencia así a uno de los grandes problemas que tenemos hoy en España como es el de la vivienda, y como la agonía por el mismo puede marcar nuestra felicidad en este pequeño paseo que es la vida, sin duda a lo mejor la narración es trágica y magnifica el problema o el sufrimiento, pero es que no hay otra forma de contarlo. Gracias.

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1 Comments:

Blogger Albiac said...

Y te ha quedado genial Monty. Como dices hay maneras... algunas mediocres y otras geniales como la tuya.

Tan sólo ponía en un comentario fantasma que la realidad hoy día también deja bromillas como que hoy un albañil gana más de lo que ganaremos durante unos años nosotros como licenciados.

Espero que trates con más cariño este blog que al anterior. Aunque te pones el listón bien alto.

3:20 PM  

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