Wednesday, February 28, 2007

La fuerza que llevas dentro


Alcanzo a decir dos veces “Madre mía”, una para recordar como la quiero y la otra para suspirar por el día tan largo….Pero gran día a la vez.

No os haré una descripción detallada del asunto, no vale la pena, si no tienes un gran día en cada día de tú vida, entonces el problema es tuyo, no estoy capacitado para sanar este tipo de problemas, encuentra tú tu medicina, pero eso sí, si quieres puedes seguir leyendo, te dejo entrar.

Voy en el autobús, alcanzamos la media noche, no puedo dejar de observar a todo lo que me rodea, no puedo dejar que mi piel sea insensible a todo lo que hace contacto con ella, no soy imparcial a cada uno de los aromas que se introducen en mi olfato, saboreo cada uno de mis recuerdos gastronómicos, me parece imposible mantenerme distante de los sonidos que mis oídos perciben. Soy un animal hipersensible.

Al subir al bus, el panorama encontrado es el siguiente, camino a través del mismo, dotado de mis armas hipersensoriales, me dirijo cómo casi siempre al fondo del bus, lo siento pero donde muchos ven la incomodidad e inseguridad, allí es donde yo las encuentro. Todo es un teatro y yo decido donde tomar asiento y ver la función.

Las bancas estaban todas numeradas, aún así mi entrada para la sesión podía ser alternada entre una primera fila, junto al alemán borracho que dormía o pensaba que dormía, junto al joven chico turco, que dormía también pero al que le acompañaba un macuto, de estos que se usan para cambiarse en el trabajo, en las fábricas o en obras. Podía elegir también entre sentarme entre los dos adolescentes Neo-rappperos de Trier, tipos que una vez están en el Bus se limitan a ponerse sus auriculares, poner la música a tope, y no hablarse en todo el camino. En frente de ambos sujetos, una pareja de chinos que no paran de hablar, justo antes de elegir asiento, practican como una especie de ritual de intercambio de regalos, no se si pactado o no, pero ambos se regalan sendos discos de música clásica, ambas caras son de sorpresa, todo funciona. Al fin tomo asiento. Me siento al lado de un tipo vestido con traje militar.

Todo funciona, los actores están preparados, todo el escenario ha sido ya representado, cada uno conoce su labor en la obra, su papel a interpretar está ya más que ensayado, todo encaja perfectamente, salvo una cosa, justo antes de escribir esto, un solo segundo antes de que todo esto fuese narrado, algo ha roto la dinámica programada, he pasado de actor principal o secundario pero de actor en todo caso, a un espectador, estoy fuera del reparto, al menos durantes estos momentos, he encontrado la taquilla y he sabido comprar mi entrada, puedo elegir el sitio y una amplia gama de hortalizas para arrojar a la escena cuando yo quiera.

El motivo del cambio, es una llamada perdida a mi teléfono móvil, algo que me ha hecho encender la chispa, una fuerza que me ha hecho encender el pistón de mis ansias de escribir, se trata de mi amiga Sandra, la chica con más fuerza que conozco, estas palabras que no significan mucho, es la única que forma que tengo de compensar estos dos años, dos años en los que has creído que estabas lejos y yo tengo la obligación de decirte lo que siento, que es mentira, que no estás lejos, que te tengo cerca, porque la distancia es una dimensión inexistente como el tiempo, son variables inventadas por el hombre, esto es por la cabeza del ser humano, lo que hemos inventado es alterable, sólo hay que saber como es su mecanismo.

Durante dos años, no ha pasado un solo día en el que no me hayas dado un toque al teléfono móvil, algo que parece no significar mucho, para mí es la mayor muestra de cariño, que fuera de mi familia he percibido en este tiempo, que cada día te acuerdes durante ese tiempo de mí, eso es impagable, siento que no te compenso con estas palabras, pero déjame intentarlo.

Estoy seguro, que cuando describo el funcionamiento de mis sentidos en este texto, describo los tuyos durante cada día, lo digo, porque si bien yo hoy he comprado la entrada a tiempo y no salgo a escena, se que tu nunca lo has hecho, al menos desde hace tiempo estás dotada para ser la mejor espectadora que jamás he conocido, gracias claro está a esa fuerza que llevas dentro.

Te he escrito un mensaje al móvil, justo antes de escribirte esto, me has dicho que no sientes esa fuerza y que me echas de menos. Lo de la fuerza, ten por seguro que la tienes, te admiro, cree en ti, sólo eso. Lo de que me echas de menos, yo también, pero es una distancia física lo que nos separa sólo eso, si sólo ves aquí palabras entonces a lo mejor has podido perder tu entrada y te han obligado a salir a escena hoy, pero estoy seguro de que eso no es lo que ha pasado, sigues en tu butaca, y en cada una de mis palabras ves cada uno de los abrazos que te daría, cada una de las conversaciones que nos regalaríamos, cada uno de mis silencios aquí escritos, son cada uno de los reposos que cada una de tus idean causan en mi intelecto. Cómo cada vez que tu me das un toque al móvil, yo cada vez que tecleo en el ordenador estoy más cerca de ti.

Te quiero amiga, esa fuerza es tu patrimonio, cuídala.

Se acabó la función, que cada uno vuelva a ocupar su papel, yo me voy a donde quiera.

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